El Observatorio de Javalambre descubre una nueva supernova a 700 millones de años luz
El equipo científico del Centro de Estudios del
Cosmos de Aragón (CEFCA) ha descubierto una nueva supernova, que estaría
situada a casi 700 millones de años luz de la Tierra. La encontraron el pasado
19 de agosto cuando, revisando y validando las imágenes tomadas la noche
anterior, los científicos encontraron la supernova 2024slh descubierta gracias
al telescopio JST250.
Esa misma noche se observó, de nuevo, la galaxia con
el telescopio JAST80 del Observatorio Astrofísico de Javalambre. Estas imágenes
permitieron confirmar que ese nuevo objeto luminoso, detectado junto al núcleo
de la galaxia, seguía visible. Dicha fuente luminosa no se encontraba en las
imágenes anteriores de dicha galaxia por lo que se determinó que correspondía a
la explosión de una supernova.
El hallazgo se reportó a la página oficial de la
Unión Astronómica Internacional (IAU) destinada a la notificación de este tipo
de descubrimientos y el registro se realizó un día después, tras haberse
realizado las comprobaciones y análisis oportunos.
Las supernovas son fenómenos muy poco frecuentes y
difíciles de detectar que se producen al final de la vida de ciertas estrellas.
Por poner un ejemplo, una galaxia como la nuestra, con 200.000 millones de
estrellas, tan sólo registra unas tres supernovas al año y son fenómenos que
apenas se contemplan durante unas semanas. En ocasiones se trata del colapso de
estrellas muy masivas (con masas superiores diez veces a la del Sol) o bien de
explosiones termonucleares de estrellas en una fase concreta de su evolución y
cuando orbitan junto a una estrella compañera.
Los datos aportados confirman que se trata de una
supernova tipo Ia. Este tipo de explosión de supernovas se produce cuando una
enana blanca, una estrella evolucionada que fue similar a nuestro Sol y que en
la actualidad no puede producir reacciones nucleares en su interior, se
alimenta por atracción gravitatoria de material procedente de una estrella
compañera e incrementa su masa hasta que se desencadena una explosión muy
energética que da lugar a la supernova.
Estas supernovas tienen un brillo característico y,
por tanto, pueden utilizarse para medir con precisión distancias cosmológicas.
De hecho, el estudio sistemático de dichos objetos proporcionó la primera
prueba observacional concluyente sobre la expansión acelerada del Universo y la
necesidad de asumir la existencia de la energía oscura como su principal
componente.
Tras el hallazgo, el telescopio JAST80 ha realizado
un seguimiento periódico de la evolución de brillo de la SN 2024slh con
diferentes filtros ópticos, teniendo curvas de luz en las que se puede apreciar
la variación del brillo con el paso de las semanas. Además del OAJ, otros
telescopios internacionales como y el telescopio espacial Gaia se han sumado al
seguimiento observacional de la supernova descubierta por el CEFCA.
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