El beato alpontino Francisco Pinazo es canonizado en un emotivo acto presidido por el Papa Francisco
Este fin de semana, la Iglesia Católica ha vivido un
momento histórico con la canonización del beato Francisco Pinazo, nacido en la
aldea de Chopo, en Alpuente, en 1802. El proceso, que ha culminado con su
reconocimiento como santo, ha sido motivo de orgullo para toda la comarca y
especialmente para el municipio de Alpuente, cuyo Ayuntamiento, liderado por la
alcaldesa Itziar Méndez Serra, ha recibido felicitaciones por la relevancia del
acto.
Desde el Partido Popular de Tuéjar, han declarado su
enhorabuena a Alpuente y a su alcaldesa, destacando que la canonización de
Francisco Pinazo "es un orgullo no solo para Alpuente, sino para toda
nuestra comarca". También han expresado su satisfacción por el
reconocimiento de esta figura religiosa que marcó un antes y un después en la
historia del municipio y su legado.
Servicio y fe
El fraile franciscano Francisco Pinazo, cuya vida
estuvo marcada por el servicio y la fe, ingresó en el convento de San Francisco
de Valencia en 1825. Tras un largo camino de fe, que lo llevó por destinos tan
emblemáticos como Jerusalén, Nazaret y Damasco, donde finalmente fue
martirizado, su figura ha sido recordada durante décadas en la región.
Beatificado en 1926 por el papa Pío XI, Francisco
Pinazo se convierte ahora en santo, consolidando su lugar en la historia
religiosa y cultural de la comarca. La orden franciscana y la comunidad de
Benaguasil, que tiene a Pinazo como patrón de su grupo de Juniors, también han
destacado la importancia de su figura, recordando que el mártir fue un ejemplo
de servicio y devoción.
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