El proyecto ‘Valencia Biovaloriza’ comienza los trabajos de extracción de biomasa forestal para generar energía limpia
La Diputació de València ha dado ya luz verde a las acciones de extracción de biomasa forestal que forman parte del proyecto Valencia Biovaloriza, liderado por el área de Medio Ambiente de la institución provincial y en el que participan también la Mancomunidad de Camp de Túria, Mancomunidad de Interior Tierra del Vino, los municipios de Llíria y Serra y la Universitat Politècnica de València (UPV).
Así, un equipo técnico del programa, en el que están
representadas las diferentes entidades implicadas en el proyecto, trabaja ya
junto al personal de la empresa pública Tragsa, que se encargará de ejecutar
los trabajos en más de 200 hectáreas de terreno forestal público de Serra, Llíria
y Requena.
El diputado de Medio Ambiente, Avelino Mascarell,
explica que “se han seleccionado estas parcelas como consecuencia de los
estudios técnicos dirigidos por la UPV utilizando modelos y herramientas
avanzadas de gestión forestal” y señala que “las actuaciones están coordinadas
con la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio como
responsable de la ordenación y gestión Forestal en la Comunitat Valenciana”.
Mascarell, que además de dirigir el área provincial
de Medio Ambiente, también es responsable de Prevención de Riesgos Forestales y
de Desarrollo Rural y Presidente del Consorcio Provincial de Bomberos de
Valencia, afirma que “mediante este programa colaborativo aunamos esfuerzos y
definimos estrategias transversales entre las áreas de impulso de economía
local, medio ambiente y prevención” y destaca que “el aprovechamiento
sostenible de los recursos forestales puede ser clave para incentivar la
gestión forestal y para generar energía limpia de manera rentable, o al menos
más económica”.
En este sentido, Mascarell subraya que “el programa
tiene prevista la instalación de nuevas calderas en instalaciones municipales
que utilizan la biomasa extraída de las zonas forestales como fuente de energía
renovable, cerrando así el círculo mediante el aprovechamiento de los recursos
forestales que se retiran en las tareas de prevención de incendios”.
La utilización de las más de 1.000 toneladas de
biomasa supondrá un importante ahorro económico para los municipios gracias al
uso de recursos ya existentes en el territorio. Además, esta nueva demanda de
consumo de productos forestales permitirá potenciar las plantas de pellets,
como la ya existente en Serra, y fomentar estudios para el posible uso de la
biomasa en la construcción de estructuras. “Nuestro compromiso con el medio
ambiente y los pueblos valencianos es total, como lo es nuestra estrategia.
Trabajaremos también en la generación de mercado y la atracción de inversiones
basadas en la bioindustria para que este proyecto piloto sea el primero de muchos”,
incide el diputado.
Valencia Biovaloriza es un proyecto liderado por la
Diputación de Valencia en la que trabajan conjuntamente la Universidad
Politécnica de Valencia, las mancomunidades
de Camp De Túria y de Interior Tierra del Vino, así como los municipios
de Llíria y Serra.
Esta iniciativa pionera en la prevención de
incendios cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para
la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de
Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por La Unión
Europea – NextGenerationEU.
Importancia de gestionar la masa forestal
Uno de los pilares del proyecto Valencia Biovaloriza
es la prevención de incendios mediante la gestión forestal y el posterior
aprovechamiento de los residuos como biomasa.
Los trabajos se centrarán en la reducción de la masa
forestal en zonas de alto riesgo de incendios, de manera que los montes estén
protegidos ante un eventual fuego, ya sea evitando su propagación o mitigando
de alguna manera sus efectos.
Avelino Mascarell resalta que “la gestión sostenible
del monte, integrando los aspectos ambientales con las actividades económicas,
sociales y culturales, permite conservar el medio natural al tiempo que es
capaz de generar empleo, mejorando así la calidad de vida y expectativas de
desarrollo de la población rural”.
Así, uno de los efectos esperados es que zonas con
sobreabundancia de pino puedan recuperar su biodiversidad, al facilitar el
desarrollo de especies autóctonas como el enebro y la carrasca, que son árboles
que tienen un crecimiento más lento y a los que el pino imposibilita su
completo desarrollo.
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