El mundo rural valenciano, en pie de guerra frente a los macroproyectos energéticos

 

Encontrar el equilibrio entre la transición hacia las energías renovables y el respeto al entorno se está convirtiendo en un problema social. La presión ciudadana durante años ha derribado finalmente el proyecto Magda, la macroplanta solar proyectada en la Plana Alta.

Pero, tal como detalla À Punt Notícies, no es el único caso conflictivo en la Comunitat Valenciana. Según la Coordinadora por la Ubicación Racional de las Energías Renovables, actualmente existen 431 iniciativas en estudio en nuestro territorio. Un total de 226 están proyectadas en subterráneo y el resto en aéreo conectadas mediante grandes torres.

El proyecto de la macroplanta solar que esta semana se ha suspendido, no sólo había despertado las reivindicaciones de un ayuntamiento o vecindario. El Magda afectaba a 13 términos municipales con su polémica línea de evacuación eléctrica que debía transportar la electricidad desde zonas rurales del interior hasta la costa, concretamente hasta la subestación de Almassora. Pero más allá de la Plana Alta, otras comarcas evalúan la repercusión de proyectos similares en sus pueblos. De hecho, en total existen solicitados más de 2.600 kilómetros de líneas de alta tensión en nuestro territorio, que equivalen a rodear con hilo eléctrico dos veces el perímetro de la Comunitat Valenciana.

La polémica también está activa más al sur, por ejemplo, a raíz de las instalaciones que conectan Villar con Godelleta. En el Villar estaba previsto construir diecinueve plantas fotovoltaicas, muchas de ellas sin la autorización pertinente, pero, sin embargo, la línea de evacuación eléctrica de alta tensión sigue en marcha. El trazado atraviesa nueve términos municipales de Los Serranos, el Camp de Túria y la Hoya de Buñol. El último municipio de todo este trayecto es Godelleta, donde la Corporación ha votado en contra por unanimidad, aunque la resolución quedará en sólo un gesto, ya que los ayuntamientos no tienen el poder de decisión sobre la ejecución del mismo tipo de proyectos.

En las zonas rurales donde se despierten estos conflictos, sea en las comarcas del norte o en las del sur, coinciden las voces que piden respeto por la tierra y la posición de quien la trabaja y la habita. "Hay mucho término que no tiene plantado nada y donde se pueden colocar todas estas plantas, pero vienen aquí, a pueblos que vivimos de la agricultura, donde tenemos los campos en producción", critica Amparo Pardo, alcaldesa de Godelleta . Un discurso muy parecido al de, por ejemplo, Maria Cinta Moliner, de la asociación Nostra Terra, que ha sido clave en la paralización de la macroplanta en la Planta Alta: "Aquí la gente quiere mayoritariamente seguir trabajando sus terrenos agrícolas y no tiene interés en alquilar las tierras porque se ocupan en polígonos industriales y se aprovechan a cientos de kilómetros".

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