“El teletrabajo es una de las grandes posibilidades de las zonas rurales”
+ TURIA | Un encuentro sobre despoblación con la
alcaldesa de Torrebaja, Carmina Villanueva
© Alba Mª Martínez Vicente |
Dice Sergio del Molino que el Rincón de Ademuz es un lugar fuera de sitio.
Muchos marcharon ya, hartos de este traje, de la soledad y de la falta de
oportunidades. Ademuz, Torrebaja, Castielfabib, Los Santos, Casas Altas, Casas
Bajas, Mas del Olmo, Torrealta, Negrón, Sesga, La Puebla de San Miguel... son
algunos de los nombres que aún se resisten a desaparecer. Dos mil personas se
reparten entre los siete pueblos y las diez aldeas de esta comarca valenciana
incrustada entre la Serranía de Cuenca y la de Teruel.
Fotografías: Alba Mª. Martínez Vicente
y Ayuntamiento de
Torrebaja
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Mª Carmen Villanueva
Hernández es la alcaldesa de Torrebaja, una población que ronda los 400
habitantes, situada en el margen derecho del río Turia, en una de las vegas más
amplias de este valle. “Necesitamos gente que venga con nuevas propuestas a abrir nuevas vías, proyectos novedosos. No podemos
encerrarnos en lo clásico. Hay que buscar la innovación, siempre que sea
respetuosa con el medio ambiente y que sea proporcional a nuestro entorno y
nuestras poblaciones”.
En Torrebaja están
dispuestos a “ser valientes y dejar que entre el aire nuevo”, tienen claro que
no se trata de llorar, sino que “la despoblación se combate con proyectos y
puertas abiertas, no con mentes cerradas”, nos cuenta Carmina, nombre con el
que la llaman sus vecinos. Una alcaldesa que pese a las dificultades que
presenta el reto demográfico, no deja de luchar, de informarse y fomentar
iniciativas allá por donde pasa, de sembrar ideas que salven a su pueblo y a su
comarca.
“Existen núcleos de
población que siempre fueron pequeños, por eso habría que distinguir qué es lo
que se pretende, qué es lo adecuado para diferenciar la potencialidad de
recursos de cada uno de ellos”, dice Carmina Villanueva. “El teletrabajo es una
de las grandes posibilidades de las zonas rurales. Hay gente a la que le
gustaría vivir aquí, pero no para ponerse a plantar manzanos o tomates, sino
para seguir en trabajos de investigación o vinculados a la tecnología. Trabajos
que se puedan realizar a través de internet y al mismo tiempo disfrutar del
medio rural, con una calidad de vida extraordinaria”.
El acceso a las
tecnologías, la formación y la cultura son sus puntos clave para revertir la
situación. “La cultura autóctona ha dejado de cultivarse, quedando reducida a
un tópico. La cultura es, también, lo romántico y bucólico, como que un borrico
vaya por los caminos de la montaña aterrazados, un pastor con sus ovejas o
cantar los cantos antiguos. La cultura es el cultivo de lo propio, de la
expresión de un territorio. Si la cultura no se alimenta de fuentes nuevas nos
quedamos en lo clásico”, afirma Carmina Villanueva.
“La población que aún
está activa en los pueblos se va quemando. Esa es la realidad crítica actual
del Rincón de Ademuz, pero también de Cuenca, Teruel o Soria. Conservamos la
esperanza, pero el futuro de nuestros pueblos es incierto”. Asegura que no se
trata sólo de movilizarse por el cambio, sino que también son necesarias
políticas dirigidas a hacer una sociedad igualitaria, entre las grandes
ciudades y las zonas rurales. “Ahora se pone el acento en que el dinamismo es
atraer población a las zonas despobladas. Es necesario, pero no a cualquier
precio, no se puede olvidar a la población existente”, reivindica Carmina.
“Hay que fomentar
actividades en consonancia con lo que pide hoy la sociedad, la formación de
nuevas generaciones, actividades económicas que hay que introducir. Habría que
dar una vuelta, una revolución rural en el Rincón de Ademuz. Estuve en la
alcaldía hace 20 años y decía ‘vamos a planificar a treinta años’, ya llevamos
veinte y todavía sigo pensando en términos como los que hablaba entonces”, nos
cuenta Carmina. “Hablo de una revolución que aplique nuevas tecnologías e
imaginación a la actividad agropecuaria y de transformación de productos. Se
habla de una marca ‘el Rincón de Ademuz agroecológico’, teniendo en cuenta que
para ello necesitamos buenas comunicaciones de internet y carreteras”.
El problema no ha sido
solo de los territorios, “las políticas han incentivado a que la gente se
marche, transmitiendo valores vinculados a formas de vivir únicamente urbanas.
Se ha vendido que la vida ideal es únicamente en las ciudades, y que allí se
encuentran las posibilidades de desarrollo. Convendría aplicar políticas que
conviertan la imagen de las zonas rurales para que ese desvío de población
cambie. Hay que demostrar que existen posibilidades de vida en el medio rural y
dotarlos de servicios. Revertir las políticas, los incentivos y la inversión”,
continúa Carmina.
A pesar de todas las
dificultades que se encuentran las regiones deshabitadas, quedan otras maneras
de mirar y ser alentadores. Si se atiende a su potencialidad, estos territorios
pueden convertirse en lugares de oportunidades. Luchar por el futuro de los
pueblos es defender los valores democráticos, la igualdad de todos los
ciudadanos. Mantener e impulsar sus tradiciones y cultura propia es conservar
el patrimonio material e inmaterial de nuestra sociedad. Es importante escuchar
a la gente que vive en el medio rural, dándoles voz y voto. Las personas como
ella son las que siguen luchando por la vida en los pueblos, su naturaleza y su
historia.
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