Tiempo de leñadores en Vilamarxant
+ TURIA | La localidad del Camp de Túria vuelve a
rescatar su tradición folklórica del Día de Navidad
Como cada Día de
Navidad, Vilamarxant acoge el Ball dels Llenyaters. Como marca esta tradición
ancestral, recuperada en los años 70, los pastorcillos y pastorcillas recorren
las calles del pueblo hasta la iglesia, donde cantan y bailan al 'Jesuset' al
acabar la misa.
Pastorcillos y
pastorcillas de todas las edades, músicos, músicas y cantantes, recorrieron
diferentes rincones de Vilamarxant interpretando, en muchos de ellos, estas dos
danzas, el Villancico de Chetes y el Ball del Llenyaters, con paradas en los
puntos indicados por la tradición, desde la casa del alcalde hasta la iglesia
parroquial.
Con esta celebración,
Vilamarxant reafirma, año tras año, su personalidad y cultura como un pueblo
con tradiciones de marcada identidad local.
La recuperación de la fiesta
En 1979, un grupo de
amigos, ya mayores, que habían conocido en su juventud la fiesta, decidieron
impulsar su recuperación. Esta se ha conseguido, pero la motivación de la misma
ha cambiado radicalmente. Ya no se trata de superar problemas sociales: ahora
es una fiesta de identidad local, con la cual los naturales de Vilamarxant
desean reafirmar su personalidad y su cultura.
Como ya es sabido, a
finales de los setenta en toda España se vive un interés hacia la recuperación
del pasado etnográfico, paralelo a la recuperación de la idea autonomista. Es
un movimiento crítico hacia el progreso de los sesenta que ha desembocado de
manera brusca en una dura crisis económica y social. La recuperación de formas
y fiestas es paralela a una búsqueda de identidad nacional tras la dictadura
del General Franco, que se da también a nivel político y religioso.
Volvamos a Vilamarxant.
Este grupo de amigos: el Sr. "Valero", el Tío "Ceba", etc.
se dirigieron al último bailador que recordaba algo de la Danza, el Tío Ramón.
Aquí tenemos una lección para algunos investigadores del folklore que quieren
arrogarse unas exclusividades sobre la recuperación de piezas, y que afirman
que sin unos estudios, una preparación, una "cultura"...no se puede
hacer nada serio: la voluntad, las ganas y el interés son más importantes que
toda la vana palabrería que muestran algunos folkloristas.
El Tío Ramón era muy
mayor, y la memoria le fallaba. Costó casi seis meses reconstruir danza, texto
y música. Por fin, esas navidades ya salieron a bailar, reproduciendo el ritual
de almorzar en el Musical, bailar a la puerta y pedir el permiso al Alcalde.
El fenómeno conmocionó a
la localidad. El Sr. Valero contaba cómo "salían las personas mayores a
vernos, con una emoción... mira, lloraban y todo; las abueletas, tenían un
sentimiento al vernos...".
Aquello ya supuso la
recuperación del baile, pero no de forma continuada. Pese a la buena voluntad,
habían causas mayores, y a veces por problemas de salud, alguno de los cuatro
bailadores no podía salir. Finalmente, el Grup de Danses de Vilamarxant se hizo
cargo de la representación.
De esta forma se ha
recuperado la tradición, aunque algo alterado el ritual inicial.
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