La ciudad visigoda de Valencia la Vella emitía su propia moneda hace 1.500 años
Las excavaciones arqueológicas ue se llevan a cabo en el yacimiento visigodo de València la Vella, en la localidad de Riba-roja de Túria, permiten deducir que en este enclave se disponía de un taller propio de fabricación de monedas tras el descubrimiento de nuevos ejemplares a raíz de las jornadas de estudio y prospección realizadas en la zona. Se han recuperado, también, ánforas norteafricanas de procedencia valenciana del siglo VI.
Los trabajos desarrollados durante las últimas
semanas han permitido recuperar más de 50 monedas de uso legal durante la época
visigoda en Riba-roja de Túria y que fueron acuñadas en la Italia del reino
Ostrogodo, además de otras procedentes de la actual Tunez y, por último, otras
que se elaboraron durante los periodos de ocupación vándala y bizantino, además
de otras piezas procedentes de la península de diversas zonas.
El descubrimiento de las 50 monedas halladas en la
zona ha sido posible gracias a los trabajos de los expertos arqueólogos más los
estudiantes del VI Curso de Arqueología visigoda y cristiana de València la
Vella, destaca el Ayuntamiento de Riba-roja en un comunicado, en los que han
participado 11 alumnos del curso y otros cinco colaboradores.
Las monedas descubiertas en esta edición se unen a
las más de 250 que se han hallado a lo largo de últimos años, entre ellas
algunas notables en importancia como una cuñada en Roma perteneciente al rey
ostrogodo Totila, fallecido en el año 552 y conocido, también, con el nombre de
Baduila. Las labores se han centrado, también, en la identificación tipológica
de la abundante cerámica del yacimiento hallada en esta edición y cuya datación
se circunscribe entre los siglos VI y VII después de Cristo.
Los trabajos arqueológicos de la edición de este año
se han centrado en intensificar los estudios de campos sobre los principales
lugares en los que se dividía la ciudad visigoda, a partir de tres sectores
delimitados gracias a las labores llevadas a cabo durante los últimos años. De
esta forma, en el área más alta del yacimiento en el que se han hallado nuevos
bloques de piedra englobados en un nivel geológico, cubierto por un nivel de
circulación formado por una calle cuya conservación parcial es posible apreciar
actualmente.
En la denominada área 1.000 del yacimiento se han
hallado nuevos silos de almacenaje intercomunicados entre ellos que permite
deducir un sistema soterrado que comprende un mínimo de un área de unos 30
metros cuadrados de extensión, con unas características propias y específicas
relevantes existentes en la época de esplendor de este yacimiento visigodo
predominante. En esta zona se encuentra el pozo de agua que se descubrió el año
pasado que conectaría la capa freática del cercano río Túria y que se
destinaría para el consumo humano de sus habitantes.
Por último, se han continuado con los trabajos en el
tercer bloque de este yacimiento, en un área de transición entre la plataforma
intermedia y la inferior. Tras las labores de excavación se ha confirmado la
presencia de un sistema de escalinatas y de pasillos que comunicaba ambos
recintos de la ciudad visigoda. Estos descubrimientos permiten extraer que se
trata de un carácter propio de la ciudad visigoda en la que destacaban no sólo
las murallas que la envolvían sino, también, su propia circulación urbana.
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