Un vecino de La Pobla de Vallbona consigue un “Everesting” en el Pico del Remedio de Chelva
Ximo Pelechà, un vecino de la Pobla de Vallbona, logró subir el pasado fin de semana la altura del monte Everest (8.849 metros) en una sola salida en bicicleta. Lo logró tras 266,95 kilómetros. Un desnivel de 9.374 metros y 16 horas y 28 minutos montado encima de la bicicleta de carretera, casi sin parar de pedalear. Lo que se llama hacer un Everesting.
Tal como informa el diario Levante, lo hizo durante
la madrugada del sábado al domingo en el Pico del Remedio de Chelva, situado a
1.054 metros sobre el nivel del mar y desde donde se puede ver perfectamente el
Mediterráneo o l'Albufera de València. Empezó a primera hora de la madrugada
del sábado (00.00 horas) y terminó a las 20.30 horas del mismo día: "De
noche, estaba solo en la carretara y me encontré con mis pensamientos mientras
miraba la luna", recuerda sobre una aventura en la que su amigo Casto y su
hijo Sergio, su hermano Dani, Julio Yago en el coche o la Penya Ciclista Pobla
de Vallbona lo acompañaron en algún momento. Su familia tampoco faltó para
apoyarle.
"Había gente que me dijo que ese puerto era muy
duro porque tenía pendientes muy exigentes, pero era un zona que no tenía mucho
tráfico y, de hecho, no me crucé con ningún coche durante la noche. Por encima
de todo, primaba mi seguridad", expone el propio ciclista sobre la senda
que conecta Chelva con La Yesa y la aldea de Ahillas.
"Pasé una enfermedad hace tiempo y, tras tocar
fondo, este tipo de aventuras, cuando salen bien, me ayudan a recuperar la
persona. Cuando lo paso mal encima de la bicicleta y siento dolor, pienso en la
gente que pagaría por estar haciendo este deporte. Así que todo el mundo se
puede recuperar de los malos momentos", relata el propio Ximo.
Sobre el everesting, afirma que es "una
salvajada" porque hizo 5.000 metros de desnivel en una marcha anterior y
llegó a meta tocado: "Me lo planteé como reto personal para ver si soy capaz
de tener la fuerza física y mental para aguantar un nivel de exigencia de esas
características".
Para empezar, en las salidas del fin de semana que
hacía con la Penya Ciclista de la Pobla de Vallbona ya penalizó los almuerzos:
"No podía permitírmelo y alargaba el recorrido para hacer más kilómetros y
así acostumbrar al cuerpo". Los meses anteriores fueron clave: hizo
entrenamientos de hasta ocho horas durante todo el mes de mayo y el 3 de junio
se fue y volvió a Teruel (300 kilómetros) con 14 horas de bicicleta.
"Las últimas cuatro subidas fueron muy duras
porque me notaba cansado. Llevaba 14 horas encima de la bicicleta, me sentía
sobrecargado y las subidas me costaban mucho más. Tenía pensado acabar a las 18
horas y acabé pasadas las 20.30 debido a la fatiga. Mentalmente sabía que tenía
que aguantar. En la última subida, la que hacía 17, iba muy agotado porque el
calor con hasta 35 grados y me desidraté un poco, pero lo logré",
concluye.
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