Agentes medioambientales recogen un buitre leonado ahogado en un depósito de Benagéber
+ TURIA | En los depósitos contra incendios
forestales gestionados por la Generalitat Valenciana sólo tienen medidas
antiahogamiento de fauna algo más de la mitad (59,1%)
La tragedia que se ceba
con la avifauna protegida de la Comunitat Valenciana cumple un capítulo más con
el triste hallazgo llevado a cabo por agentes medioambientales de las comarcas
de Tuéjar y Requena, estos días.
Esta vez ha sido un buitre leonado el que ha
sido hallado flotando ahogado, en avanzado estado de descomposición, flotando
en un depósito de extinción que carecía de rampa de salida para fauna. Triste
forma de celebrar el Día Mundial del Medioambiente.
La de los ahogamientos
es una cruda realidad que golpea una y otra vez el patrimonio natural de la
Comunitat y que dificulta aún más si cabe la recuperación de especies que se
encuentran en grave peligro de extinción. De los 125 casos de aves rapaces
registrados en la Comunitat Valenciana en las últimas décadas -aunque se
sospecha que se han producido muchos más y no se conocen por falta de un
control más intenso en este sentido-, 66 ocurrieron en balsas de riego y 34 en
depósitos contra incendios.
Las frías cifras no
logran esconder la crudeza de una tragedia que, a poco que se conozca qué especies
se encuentran en peligro de extinción, ofrecen los registros de ahogamientos
registrados entre 1995 y 2016: 11 águilas perdiceras, 17 águilas reales, 17
águilas calzadas, 55 búhos reales, 11 buitres leonados, 14 cernícalos vulgares,
10 cárabos, 12 mochuelos, 9 águilas culebreras y 9 ratoneros.
En lo que se refiere a
las balsas de riego poco se puede hacer sin inspecciones más exhaustivas, dado
que en su gran mayoría son de propiedad particular y de tal antigüedad que no
cuentan con medidas antiahogamiento y su instalación con medios públicos se
antoja cuanto menos complicada. No obstante, las de nueva construcción ya
tienen que incorporar, dependiendo de sus dimensiones y capacidad, este tipo de
medidas, para ser autorizadas.
En los depósitos contra
incendios forestales gestionados por la Generalitat Valenciana sólo tienen
medidas antiahogamiento de fauna algo más de la mitad (59,1%). De 330 en total,
135 no tienen instaladas rampas y son trampas mortales para la fauna silvestre.
Comenzaron a instalarse en el año 2000, hasta los 195 actuales, sobre todo consistentes
en rampas de salida.
Pero es evidente que
esta asignatura sigue sin aprobarse, cuando asistimos a un continuo reguero de
ahogamientos en balsas y depósitos que se convierten en trampas mortales para
aves rapaces que, como en el caso de los tendidos eléctricos sin protección,
añaden una causa de mortalidad que, de no ser por la negligencia del ser
humano, no existiría.
Cada ejemplar ahogado,
cada vida segada, no hace más que estrechar el margen del que se dispone para
intentar recuperar una parte crucial del equilibrio natural que nos permite
continuar disfrutando de este planeta. Cada vez existen evidencias más claras
de que la actual situación que ha acabado por obligarnos a confinarnos en
nuestros hogares durante tres meses constituye a todas luces un toque de
atención que el género humano no puede -no debe- dejar pasar sin obrar una
reacción tan necesaria como urgente.
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